lunes, 26 de diciembre de 2016

Shirt Story

Jamás se me había pasado por la cabeza. Nunca. Y eso que me encantó la primera vez que la vi. Pero no de ese modo. Nunca de ese modo. Siempre lo tuve claro con ella. O eso pensaba hasta hace dos noches. Fue cuando sucedió. Todo muy natural, como un proceso lógico, como quejarse de los resultados electorales después de no votar. Aún no me lo puedo creer. Que pasara, ademaś en Navidad, para que fuera un recordatorio de lo ruin que puedo llegar a ser, de lo desalmado que realmente soy. Me siento como se debe sentir el peluquero de Donald Trump. O el propio Donald Trump, si no hubiera vendido su conciencia años ha - a muy buen precio seguro. Comprendería que después de leer estas líneas, cada vez que caminara por la calle, el vulgo la emprendiera conmigo a tomatazos mientras una señora de rostro particularmente hombruno agita una campana medium size y exclama continuamente &SHAME& - se conoce que en esta fantasía con reminiscencias juegodetronianas la señora de rostro particularmente hombruno también quiere recomendar la película de Fassbender. Lo entendería. No es para menos. La penitencia debe ir acorde al pecado, dicen. Y mi pecado es como un menhir. Por eso me veo obligado a quitarme de encima este peso - no es pequeño un menhir -, como sea. Ahí va mi confesión: Sí, lo hice, me acosté con ella y luego la dejé tirada. Soy consciente de lo aberrante que resulto. Era mi camiseta favorita.
Al menos lo era  cuando nos conocimos. Un flechazo textil. Cuando la vi tirada en el cama los recuerdos se agolparon. El primer piropo ajeno. El primer &¿dónde la compraste?&. La primera noche fuera. Todos esos momentos se perderán como serigrafía de camiseta de fútbol comprada a vendedor oriental.
Por supuesto no era la primera vez que pasaba por este trance. Pero siempre todo seguía su cauce natural. Soy un monstruo, ni siquiera fue camiseta de estar por casa antes. Pasó de &ocasiones especiales para agradar& a &un día a la semana obligatoriamente&. Y de ahí directamente a &una de dormir&. No lo merece, no me merece.
Pero, aunque sé que la he perdido para siempre, que ya no me mirará con las mismas mangas, la guardaré. Como reliquia, como recuerdo de lo felices que fuimos. No será hecha trapos. No le fallaré, hemos sido compañeros, siempre estaré ahí. En esta Shirt Story, ella es mi Woody.

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